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lunes, 12 de diciembre de 2011

Discapacidad Física en el siglo XXI: la "no eliminación de barreras arquitectónicas" por falta de empatía y sensibilización.

La discapacidad física supone en sí un desafío diario en aquellas personas que la sufren para hacer lo que al resto nos parecen cosas de lo más sencillo: salir de casa, entrar en un bar, subirnos a un autobús, acceder a un cuarto de baño... Sin embargo, una de las mayores problemáticas con las que nos encontramos es el que se nos trata de "vender" que hay que luchar por la eliminación de las barreras arquitectónicas para la integración en nuestra Sociedad de todas aquellas personas con este tipo de discapacidad; y aunque existen tanto a nivel nacional (España) como a nivel autonómico (Andalucía) normativa que lo regula, seguimos observando que el primer problema serio que nos encontramos es la "Insensibilización" y la "Falta de Empatía" (por no decir ya el incumplimiento de unos textos normativos vigentes), pero no sólo de gran parte de la ciudadanía sino también de gran parte de la Administración Pública que ha de impulsar estas medidas y velar por su cumplimiento.

Acceso a vivienda privada en la que, tras un posterior asfaltado a manos de la Administración Pública Local, convierten lo que antes era un acceso habilitado en una auténtica barrera arquitectónica (Isla Cristina, Marzo 2011)


En ocasiones, las Administraciones Públicas promueven la eliminación de barreras arquitectónicas (creando rampas, adecuando el acerado, etcétera). 

Otras veces, ocurre totalmente lo contrario o incluso peor:

  1. No lo hacen (he visto Oficinas y Edificios Públicos inaccesibles para personas con discapacidad tanto en su interior como en su exterior, acerado en mal estado con socavones y baldosas rotas/sueltas),
  2. o bien lo hacen mal (ponen unas pendientes en las rampas que si ya nos cuesta a las personas que no sufrimos discapacidad no quiero ni imaginarme a alguien que sí tenga movilidad reducida o discapacidad física; material resbaladizo o inapropiado; poner las rampas en un lugar de la acera y el paso de peatones en otro sitio distinto; ancho de los bastidores de las puerta tan pequeños que no pueden pasar a través de ellos una persona en sillas de ruedas; aceras o pasillos estrechos; y así un largo etcétera),
  3. o incluso ponen más impedimentos de los normales con el mobiliario urbano (contenedores mal ubicados, jardineras que dificultan el paso por la acera, permisividad con terrazas y veladores que ocupan y obstruyen totalmente la vía pública o incluso las rampas, bolardos mal ubicados...).
Después, nos encontramos con la falta de sensibilización por parte de la ciudadanía; si vemos que ni tan siquiera la Administración cumple, más difícil tenemos que la gente se conciencie de esta realidad social y de entender que lo que para ellas es un acto tan cotidiano como saltar un charco o evitar un coche mal aparcado, para una persona con discapacidad puede resultar todo un perjuicio que no puede evitar. En este sentido, cuando en el sector hostelería y comercios ocupan totalmente la vía pública con su mobiliario (sillas y mesas, terraza, toldos, ropas, mercancías) sin dejar un sitio de paso; también cuando se ocupan plazas de aparcamiento reservadas a personas con discapacidad o se pegan tanto que les impiden acceder a sus propios vehículos; o lo que desgraciadamente también viene siendo muy usual cuando paran un coche en una rampa de acceso y te dicen que sólo era por "5 minutos o un ratito"...

Imaginemos que lo que para el resto de personas que tenemos el "privilegio" de poder movernos con toda soltura, hay cosas que no nos afectan. ¿Quién no se ha roto una pierna o lastimado un tobillo o un brazo, y hasta ese momento no se da cuenta de las dificultades y que hasta lo más rutinario se puede convertir en algo muy difícil de hacer hasta que nos pasa?. 
Pues bien, siendo empáticos, pongámonos en la piel de alguien con una discapacidad física para poder comprender la gravedad del asunto: imaginemos la situación de la fotografía; para una persona que tenga problemas para deambular con normalidad o se encuentre en una silla de ruedas y viva en esa vivienda, el hecho de que a la pendiente no le den la inclinación correcta, que el bordillo de la rampa tenga más de 5 centímetros, el que no se le haya dado la vertiente e inclinación adecuada a la calle para evitar que no se detenga el agua justo en la rampa incluso inundándola... todo ello equivaldría a que nos tapiaran el acceso a nuestra casa, o que nos pusieran un muro de ladrillo y cemento en nuestra puerta de metro y medio.

Por eso, no sólo debemos centrarnos en que la solución está en dictar leyes y normas que ayuden teóricamente a que las personas con discapacidad física (y en términos generales a cualquier otra persona con cualquier tipo de discapacidad) a integrarse digna y plenamente en nuestra Sociedad sino cuando menos hay que darle un sentido práctico en el día a día, ya que estamos obligados a concienciarnos, ser empáticos y más humanos con quienes nos rodean, con el fin que de puedan ser lo más autónomas posible y que no tengan más problemas de los que deberían tener. Y es que, en ocasiones, aunque estemos en un país como España supuestamente desarrollado tecnológicamente y nivel alto de cultura y formación así como con una idealizada política social en el plano formal, y en pleno siglo XXI, luego nos encontramos que la ausencia de conciencia y de valores nos lleva a ver que en lugar de eliminar este tipo de diferencias observaremos desgraciadamente que muchas veces se ignoran o incluso se agravan bien de forma consciente o bien inconscientemente: y no sólo por la ciudadanía, sino también por parte de las diferentes Administraciones Públicas.

Modelo actual de Tarjeta Acreditativa Grado de Discapacidad (Junta de Andalucía)









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