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miércoles, 6 de abril de 2011

¿Realmente sabemos lo que es el "Voto"?

Suelo citar con frecuencia mi siguiente frase: “Toda persona es responsable de sus palabras y de sus acciones, pero también ha de saber ser consecuente con sus silencios y sus omisiones…”

Se preguntarán qué tiene que ver esto con el derecho/deber de votar, estando ya en vísperas de Comicios Locales (Elecciones Municipales) en España. Pues bien: ¿y si en lugar de observarlo sólo como un derecho o un deber, lo consideramos como el más poderoso instrumento que toda persona titular del mismo puede usar cada cuatro años para intentar elegir quién lo representará… o sencillamente quién no lo hará?.

Mucha gente piensa que el no votar es lo mejor, o quizás el voto en blanco; yo desde el respeto y con humildad les digo que no. La respuesta a un posible “¿por qué?” se las he dado anteriormente: también somos responsables de nuestros silencios (voto en blanco) y omisiones (no votar/abstenerse de votar). Si nos quejamos de que nuestros/as políticos/as han hecho una mala gestión, o han sido negligentes, o que no han tratado de cubrir las necesidades reales de sus conciudadanos/as, siempre la mejor opción será votar: votar por una alternativa mejor o, cuando menos, por un voto de castigo.



Incluso si votamos a una nueva alternativa que no tenemos muy clara, estaremos al menos dando una oportunidad de que demuestren que pueden hacerlo bien; en el peor de los casos, si no dieran el resultado adecuado, siempre se les podría “castigar” en las siguientes Elecciones.

Distinto sería que, olvidando sucesos pasados, volvamos a votar a aquellas personas (políticos/as) que con anterioridad o bien no defendieron los intereses de toda su ciudadanía o bien no han llevado una gestión adecuada-proporcional con respecto a los cargos políticos que se ostentaban, con lo cual si elegimos esta opción seremos responsables de nuestras palabras y nuestras acciones (ya que habremos optado por reelegir a quienes en el presente o en el pasado nos demostraron no estar a la altura).

El mecanismo más potente (el voto) está en estas fechas en nuestras manos; ahora es cuando la ciudadanía debe saber elegir: es hora de cambiar lo cambiable, de mejorar lo mejorable; en definitiva, “mutandis mutandi”.



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